Obviamente, la medida está dirigida a incentivar la concesión de créditos y a premiar a aquellas entidades que en los últimos meses no han cerrado el grifo. Sin embargo, a medio y largo plazo, la iniciativa puede desencadenar la concentración del sector.
Sin embargo, y dentro del ecosistema financiero español, a la medida se le puede encontrar matices no tan positivos a medio y largo plazo:
La iniciativa beneficiará más a los que mejor estén y, por lo tanto las entidades que por falta de liquidez han recortado los créditos, no podrán optar a unos 12.500 m.e. Aunque si bien es cierto que las entidades en peor situación mejorarán, la consecuencia clara que se deriva de este acuerdo es que los que mejor estén, continuarán mejor.
A medio plazo, esta medida puede provocar que los bancos y cajas que no hayan recortado su volumen de crédito y que quieran optar a estas subastas del Fondo para la Adquisición de Activos, tengan más facilidades para la compra del resto de entidades.
A largo plazo la consecuencia de este escenario está claro: la concentración del sector bancario a través de compras y de fusiones. Por lo tanto, esta medida, pese a que en un principio pueda parecer muy positiva por le hecho de premiar a los que mejor manteniendo su nivel de créditos, puede acabar con la diversidad empresarial del sector bancario español, por lo que el poder político podrá controlarlo más fácilmente. Y es que al fin y al cabo, lo uno lleva a lo otro: La concentración puede llevar a la falta de independencia y a un mayor control.